Cangas de Onís, protagonista de la historia de España
En Cangas de Onís se localizan algunos de los yacimientos paleolíticos más importantes de la prehistoria asturiana. Destacan por sus aportaciones al arte, las cuevas del Buxu, con importantes representaciones figurativas a base de trazos negros y una excepcional pieza de arte mueble, el pájaro tallado en un colmillo de oso de las cavernas, y también la cueva de La Güelga, con un fragmento de una flauta tallada en hueso, o un fragmento de asta con tres ciervas. En esta última cueva se ha demostrado la coexistencia en el mismo momento de los hombres de Neandertal y el homo sapiens. Otro yacimiento es el de la cueva de Los Azules, en la zona noroeste del casco urbano, donde, además de una importante industria lítica y ósea, se descubrió un enterramiento completo de un varón rodeado de todo un ajuar funerario. Varios siglos más tarde los pobladores neolíticos levantaron grandes estructuras funerarias de las cuales queda hoy el excepcional ejemplo del dolmen de la Santa Cruz, la cámara funeraria aún conserva la decoración pictórica y grabada del dolmen.
Recuerdo de la presencia romana es el mismo
Puente Romano de la ciudad pues, aunque
medieval en su apariencia actual, seguramente
sustituye a otro de época romana sobre el
que pasaría una de las calzadas que
comunicaban la zona del centro de la actual
Asturias con Portus Victoriae (Santander), y
a cuyos lados surgiría el que probablemente
sería el primer núcleo urbano de Cangas de
Onís.
Se conserva un tramo de la calzada que
comunica con la zona de la costa en el valle
de Cuerres, llamada Calzada de Piedrafita.
Superada una etapa visigótica aparentemente
superficial, Cangas de Onís cobra su mayor
protagonismo histórico con la sublevación de
Don Pelayo contra la invasión musulmana.
Tras la victoria de Covadonga (722) Cangas
se convierte en una precaria corte de un
incipiente reino que, con el tiempo se convertirá
en el Reino de Asturias.
Muerto Don Pelayo en el 735 otros cuatro
reyes más le suceden en su corte de Cangas
durante 57 años, hasta que el Rey Silo decide
trasladarse al lugar de Pravia, probablemente
por motivos estratégicos, lo mismo que, a la
muerte de Alfonso III, sus descendientes
deciden trasladar la corte a León, lugar mejor
posicionado para el gobierno de un reino cada
vez más extenso.
Hay que esperar
al trágico suceso de la destrucción del
Santuario de ovadonga, en 1777, para que
se preste de nuevo atención al “solar de la
Nación Española” como se denomina a
Covadonga desde la época moderna. La larga
recuperación del Santuario, hasta entrado el
S.XX será prácticamente el nexo de unión de
los grandes acontecimientos de la historia
local en los dos últimos siglos:
Se suceden las visitas reales de Isabel II,
Afonso XII, Alfonso XIII, Juan Carlos I, y Don
Felipe de Borbón es proclamado aquí como
Príncipe de Asturias. También el Cardenal
Roncalli (antes de ser elegido como Papa Juan
XXIII) visita el Santuario, al igual que S.S. Juan
Pablo II. EN 1978, se celebra simbólicamente en
Cangas de Onís la constitución de la Junta
General del Principado de Asturias,
recogiendo el testigo de la histórica institución
para convertirse en el símbolo de la
representatividad democrática de la Asturias actual.
En el siglo XX se sucenden los hitos en la más cercana historia. Despues de la guerra civil, la ganadería y la agricultura, junto a los servicios, constituyen el grueso de la económia local, y un despunte del turismo se hace latente con la inauguración del Gran Hotel Pelayo en Covadonga. La sucesivas llegadas de la Vuelta Ciclista a España a Cangas de Onís y Los Lagos de Covadonga, y la visita de Juan Pablo II, sirvieron para mostrar a todo el mundo las maravillas naturales, y son el punto de inflexión de la importancia del turismo en toda la zona, haciendo de Cangas uno de los lugares más importantes y con más infraestructuras dedicadas al turismo.
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